Se dice que Dionisio un tirano que dominaba la tierra de Siracusa, condenaba a muerte a todo aquel que lo hiciera enojar. Cierto día se enojó mucho con un joven llamado Damón. Tanto se enojó que lo condenó a morir. Sabiendo que aquel era el fin de su vida, Damón pidió al tirano que le permitiera ir a despedirse primero de su familia. -Si te dejo ir, te escaparás -advirtió Dionisio. Pero Damón llegó a un acuerdo con Dionisio. Consistía en que un amigo suyo llamado Pitias se quedaría encarcelado en su lugar, como fianza, y si Damón no llegaba a tiempo, Dionisio podría quitarle la vida a él. -Si Damón no vuelve, yo moriré en su lugar —confirmó Pitias. Dionisio aceptó el trato, dándole a Damón un máximo de seis horas para ir a despedirse de los suyos. A Damón le sobraban cuatro horas para poder estar de regreso, así que partió confiado. Dionisio estaba convencido de que iba a ver morir a Pitias, el amigo de Damón, y se preguntaba cómo alguien podía estar dispuesto a dar su vida por otro, siendo inocente. Y fue a burlarse de Pitias cuando habían pasado ya cinco horas y Damón no había vuelto. -Mi amigo habrá tenido un accidente -le dijo Pitias. De repente, en el último momento, apareció Damón y abrazó a su amigo. Estaba sin aliento y apestando a sudor. De camino, alguien había matado a su caballo y había tenido que hacer el resto del trayecto corriendo. Asombrado Dionisio, que no había visto jamás semejante lealtad, los dejó libres.
Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Juan 15:13
Cada momento en la vida nos vemos rodeados de diferentes tipos de personas, aquellas que nos ofrecen su amistad a cambio de algo material que les podemos dar, o por el puesto social o económico que tenemos, entre otras cosas, todo va de acorde a lo que poseemos y cuando lo perdemos, ellos fácilmente se alejan. También está ese tipo de personas que nos muestra una amistad sincera, que no les importa lo que podamos ofrecer, ellos siempre estarán aún cuando lo perdamos todo y estarían dispuestos a dar su vida por nosotros, es una lealtad que no tiene precio. Cuando Jesús camino sobre la tierra se encontró con estos tipos de personas, aquellas que lo amaban con sinceridad y lealtad y aquellas que lo amaban por lo que él les daba. Él conocía sus corazones y sabía distinguir entre aquellos que le acompañarían hasta el final y aquellos que le darían muerte. Si por alguna razón tú no encuentras amigos sinceros y leales, toma el primer paso y se amigó de Jesús, él te mostrará la mejor amistad.
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